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"Practicar Hun Yuan Tai Chi para beneficio de la humanidad" (Gran Maestro Feng Zhi Qiang)

jueves

Los siete venenos


Tanto en la medicina tradicional china (MTC) como en los escritos taoístas se comentan siete emociones que deben estar siempre en equilibrio, todas y cada una de ellas, es decir, en armonía. En el caso de que estas emociones las desequilibremos puede resultar un veneno que hay que evitar. Los avatares de la vida, las informaciones que nos llegan, el estrés de los acontecimientos que nos toca vivir, hacen que los excesos de las emociones nos resulte un tóxico. Por ello debemos evitar que nos influyan y lograr un equilibrio para mantener y mejorar nuestra salud tanto emocional como corporal ya que todas son necesarias, pero siempre en su justa medida, de manera equilibrada. Con el taichí lograremos los reducir estos extremos y aprenderemos el camino hacia el equilibrio.

El equilibrio de las emociones a través del tai chi chuan
Profesor Sergio Mazzini de la escuela Hun Yuan
El miedo. Influye en los riñones, el exceso de miedo hace que cometamos temeridades e imprudencias que pueden influir en nuestra vida o en quienes que nos rodean, cuando el miedo es grande su exceso es el terror, el cual nos paraliza o nos induce a realizar actos peligrosos. Lo notamos en la sequedad de la boca, nerviosismo, insomnio, taquicardias, habla atropellada, sudoración,… pero un nivel medio nos hace ser cautos y atentos. Muchos problemas renales son producto de un miedo desproporcionado. Teniendo en cuenta la práctica del taichí, ésta nos da seguridad y calma ante estas situaciones, logrando un equilibrio que nos ayuda en muchas situaciones.

La ira. Influye en el hígado, hace que saquemos conclusiones precipitadas ante los actos de los demás, induciéndonos a pensar y expresar malas intenciones a través de las palabras, miradas y acciones hacia quien va dirigida esa intención. Ocurre en estos casos que se nos dispara la segregación de adrenalina, envolviéndonos en un bucle del cual es difícil controlar. El taichí, con su calma y su armonía nos ayuda a encontrar la manera de que no aparezcan estas situaciones.

La tristeza. Influye en los pulmones, dispersa la energía (Chi), nos envuelve en un halo que hace que nos sintamos cada vez más pequeños e insignificantes, nos resta confianza en nosotros mismos y hace que desaparezca la autoestima. Con el taichí hacemos que los pulmones se llenen de oxígeno y los movimientos del diafragma sean armónicos y pausados, de esta manera podemos atrevernos mucho mejor ante las situaciones que nos lleguen.

La preocupación. Influye en el bazo,  dispersa los pensamientos, nuestra mente no está con nosotros, nuestro cuerpo no está con nosotros (no existe ni el ahora ni el aquí), tenemos muchas mentes, estamos “en el aire”, no prestamos atención (hay ciertas similitudes con la hiperactividad), por ello estamos inseguros, es preciso enraizarnos en el suelo. El taichí nos enseña a estar ahora en el momento preciso; cuando gozamos el movimiento sin pensar en el que realizaremos inmediatamente después, estamos logrando dispersar los excesos de preocupación, los cuales generalizaremos en la vida cotidiana.

La alegría. Influye en el corazón, demasiada alegría distrae y perturba la mente, excita el corazón y nos puede llevar a la euforia presentando un exceso del elemento fuego. Con el taichí aprendemos a controlar esta emoción dominando la alegría y teniendo una felicidad ecuánime.

La ansiedad. Influye en los pulmones, demasiada ansiedad ya sea en un momento dado o una ansiedad constante nos lleva a un desgaste excesivo del Chi de los pulmones, es una alarma constante en nuestro organismo que nos impide relajarnos. El taichí, con su quietud y armonía a través de la respiración pausada nos fortalece y ayuda a rebajar los niveles de esta emoción buscando el equilibrio.

La obsesión. Influye en el bazo, es parecida a la preocupación, pero si aquella está influida por elementos externos, ésta es producto de nuestra mente. Le damos muchas vueltas a una misma idea, pero sin aportar datos nuevos ni soluciones para acabar con ella, es la serpiente que se muerde la cola. Enraizarnos en la tierra a través de la práctica del taichí es una buena terapia que generalizaremos en nuestra vida cotidiana.

Para saber mas: http://www.hunyuan.eu/

Paco Araújo

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