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"Practicar Hun Yuan Tai Chi para beneficio de la humanidad" (Gran Maestro Feng Zhi Qiang)

lunes

Meditación ( y IV)

La respiración

Dolores musculares
                Es frecuente que durante el proceso de meditación se sientan desde ligeras tensiones dolorosas, picazones, ganas de tragar saliva,… y generemos impulsos para que desaparezcan, moviéndonos.
                Lo que hay que hacer es mantener estas sensaciones a distancia, sin dejar que entren en uno mismo. A veces eso es inútil por lo que también podemos  entrar en esa molestia y tener consciencia de ella ya que muchos de los sufrimientos físicos tienen origen en la resistencia que surge de nuestro inconsciente.

La naturaleza de la mente
                Podemos comparar  la mente con un caballo desbocado al que hay que domar, también lo podemos comparar con un mono inquieto que se la pasa la vida saltando de árbol en árbol con movimientos continuos.
                Nuestros pensamientos van y vienen sin cesar, se unen y separan unos de otros generando nuevos pensamientos que se separan y vuelven a unir con otros formando un entramado caótico, las ondas del pensamiento son como olas de un mar embravecido que se agita de manera incansable día tras día, años tras año, durante toda nuestra vida.
                No podemos vislumbrar el fondo del mar ya que las olas se agitan tanto que impiden ver la tranquilidad del fondo marino.  Del mismo modo el entramado caótico de los pensamientos no nos deja  percibir la paz profunda que reside en el fondo de nuestra mente.

Fines
                El fin de la meditación es alcanzar un estado de paz profunda en donde se experimenta una gran tranquilidad,  en este estado queda solamente la conciencia. Es como un vaso que se ha sumergido en el mar, lleno por dentro y rodeado por fuera. La mente detiene sus  persistentes movimientos y se aquieta completamente. Esto solo se puede alcanzar de una sola forma: deteniendo los movimientos de la mente. Solo cuando la mente detiene sus movimientos incesantes, se alcanza este estado de paz profunda y felicidad perdurable.

Condiciones para lograr el estado meditativo.
                La mente se pone a divagar, meditar no es anular la mente, pero tampoco es pelearse con ella. Debemos observar los pensamientos como si fuesen nubes que pasan frente a nuestra ventana, cuando meditamos observamos esas nubes que vienen y van, pero sin inmiscuirnos con ellas, no debemos tener actitud crítica alguna ya que si queremos que esa nube o pensamiento se quede, se marchará y si queremos que se marche, se quedará.
                Por ello debemos mantener un estado relajado, sin pelearnos con la mente y sin enjuiciar nada. Disfrutemos el momento y tengamos paciencia. Los pensamientos que van y vienen no eres tú. Lo importante es estar relajado y que la espalda esté recta, para que fluya la energía.

Qué hacemos
                Comenzamos con tomar conciencia de la respiración haciendo respiraciones profundas, lentas y conscientes. Luego se hace la respiración natural pero regular y rítmica.
                Se elige un punto de concentración mental que puede ser el Tantien Medio (Zona de acumulación de energía a tres dedos por debajo del ombligo y otros tres dedos hacia dentro del cuerpo)  y se posa la toda la atención mental en dicho punto, con la respiración rítmica y lenta. El cuerpo debe permanecer totalmente inmóvil. Al principio resulta difícil centrar la mente en el punto elegido, puesto que tiende a distraerse con los pensamientos errantes, cuando somos conscientes de la dispersión de la mente, volvemos a poner nuestra intención en el Tantien.
                Poco a poco la mente se va acostumbrando a esta actividad y concentrándose en el punto antes citado, así vamos sintiendo un estado de tranquilidad que fluye de la mente.
                                               Con este capítulo finaliza el documento sobre la meditación.

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